El mayor enemigo del Comunicador Social (y todas las demás profesiones) es su ego.
Es una verdad irrefutable que prácticamente se está llevando por delante a los jóvenes hoy día, especialmente cuando se mata a esa mentalidad de principiante tan necesaria y útil en el proceso permanente de evolución.
Y es precisamente esta lección la que aprendí en este curso, pues el ego siempre nos traiciona inflando nuestra percepción de las capacidades y habilidades que poseemos en el uso y aprovechamiento de las herramientas a nuestra disposición para la labor encomendada... por eso los viejos también caemos en esa trampa, al desvirtuar a los jóvenes (recuerde mi segundo párrafo) y creer que por el simple hecho de llevar una ventaja en tiempo, también la tenemos en experticia.
Porque la pérdida mayor no estará jamás en los errores que se puedan cometer, sino en toda la aventura que dejamos de vivir al negarnos la maravillosa experiencia de desaprender para volver a aprender, que es la piedra angular de la evolución humana.
